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El edificio se plantea con dos cuerpos diferenciados: por un lado, un volumen prismático, y, por el otro, un conjunto de volumetrías que responderán claramente a la diferenciación de usos.
Será en el encuentro entre estos cuerpos, donde se situará el vestíbulo-distribuidor, que dispondrá de dos accesos desde el exterior: uno desde la calle y otro desde el parque-jardín.
El edificio se relaciona intensamente con el jardín, tanto desde sus trazas geométricas como desde sus usos. La fachada norte, que se situará de cara al jardín y será de cristal amoldado, actuará como elemento de intercambio. Durante el día, la sala de lectura recibirá luz desde el parque, y de noche será la propia fachada la que, actuando como una linterna gigante, iluminará el jardín.